Inspirada como otras tantas obras de Shakespeare, Ricardo III llegó al prestigioso Teatro Británico en julio de 2024
Rodeado de un séquito de mujeres, nuestro protagonista de Ricardo III: el sueño del jabalí, es la figura ontológica que se muestra como monarca controversial de la casa de York por un periodo comprendido entre 1482 y 1485. En esta versión escénica, el personaje recayó en la piel de Emanuel Soriano llevándose el reconocimiento del público por su soberbio talento para inspirar una natural caracterización proyectada desde el cinismo que se reflejó en una personalidad tan seductora como misógina a la vez.La obra, en su temporada 2024, nos presentó el misticismo que rodea a uno de los hijos de Ricardo de York que para acceder al trono, no escatima en atentar contra su propia sangre (Eduardo I, hermano), volviéndolo así un tirano por naturaleza.
La potencia protagónica de Ricardo III, lo vuelve autor de un fratricidio que le da el lugar no solo de monarca; sino también de volverlo un cínico seductor que atrapó a Ana, la hija de su principal enemigo y víctima. Así podemos sentir que bajo una dialéctica de amor-odio, Ricardo III moviliza a sus principales antagonistas para finalmente, pese a todo gesto denigrante, conseguir satisfacer su deseo.
Sin duda, ésta es una versión de la más intensa, que nos habla sobre el sujeto femenino y su subalternidad en el contexto monárquico, así como también del desgarro que también la mujer cortesana padeció desde su lugar. Desde este plano, sentimos la carga doliente de Isabel por haber perdido a su familia en manos de su cuñado: Ricardo III.
En esta propuesta de Laura Silva (Argentina), resaltamos que los personajes femeninos desarrollan por naturaleza un antagonismo protagónico que da el balance sustancioso ante un Ricardo III narcicista. Ellas envuelven los rasgos psicológicos del monarca como el amor tortuoso desde lo maternal, la violencia que lo lleva a atentar contra Isabel (cuñada) como parte de las pulsiones de muerte que rodean a un monarca sombrío y dialéctico; históricamente; pero que en el fondo, desde la metaforización del jabalí, trata de imponerse con su ethos personal.
Una manera de justificar su falta de afecto por parte de este universo femenino es manifestarse como un personaje controvertido que expresa su existencialismo desde un abandono acentuado, por parte de la madre, en el espacio del porquerizo como una señal de abyección por parte de ella hacia su simiente. En ese círculo de desafecto maternal ocurre el conjuro de la maldición vestida escénicamente intensa en sombras y un fondo de rojo intenso.Sin duda, el Ricardo III de Emanuel Soriano es una muestra de personificación lograda que toda buena historia motiva a apreciarla, mostrándonos la ambivalencia humana, la dialéctica que justifica principios amorales; además de interactuar desde la fortaleza física, con una gestualidad sensorial, seductora, intensa; además de un fino humor irreverente para atrapar al sujeto femenino desde su papel hegemónico.
En este 2024, nuevamente Soriano se viste de gala para el deleite de su público que de pie, saluda su elevado talento. Desde aquí que vengan para el teatro peruano, muchos más éxitos y los mejores deseos para el #TeatroBritánico. ¡Mierda!
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