Acaso existe en este loco mundo el día de la Andropausia, lo que viene a ser la menopausia de los varones. Acaso la menopausia es tan trascendental en la dinámica cotidiana que se tuvo la necesidad de crear un día para recordarla. Será que los cambios hormonales en nosotras, erizan tanto a todos que cuando me encontraba redactando este post, al googlear se generaron decenas de respuestas más que la casi desconocida Andropausia.
Empiezo a entender que ese estadío hormonal es casi un asunto de Estado. Constituye un argumento tan rico como para convertirse en la inspiración de una puesta teatral llamada "En la otra habitación o la obra del vibrador". ¿Será que la solución para tanta histeria se encuentra en un aparatito eléctrico?
Agrego también que cada mañana, antes de entrar a la ducha enciendo la radio y coincido con el segmento de Galdós dedicado a su menopáusica madre.
¿Por qué escribir este post?
En el Día de la Menopausia - o sea el martes 18 de octubre -, salía de ducharme súper tranqui, de pronto recordé que tenía que llamar a mi querida hermana de más de cincuenta años. A quien no llegué a gozar su menopausia de cerca porque vive sola, pero recuerdo que me contaba que los bochornos eran insoportables.
La llamada fue de lo más infortunada, - creo que hay casos en que la menopausia no desaparece -,el punto en discusión fue mi manera de vestir, es más "pareciera que tu ropa no estuviera limpia, el otro día me saludaste y te sentí un olor muy desagradable", me dijo ella.
Lo cierto es que entre mujeres es difícil encontrar un equilibrio, le respondí: "si mi ropa estuviera sucia, entonces no la lavaría todos los sábados ¿no crees? Entonces, debe ser que la descuelgas húmeda y se queda con ese olor", me replicó.
El trasfondo de esa llamada fue también que ella y yo nos vemos casi todos los días porque trabajo para su jefe como periodista.
Entonces me agregó una chispita más a esa llamada que mil veces hubiese preferido no haberla hecho a las 7 y 30 de la mañana.
"Mariela (la mujer del jefe) está haciendo comentarios, parece que no le gustan tus zapatos y la verdad que se ven como chancletas".
Siendo del mismo equipo, particularme soy de la opinión que para lograr la armonía en una oficina, no deben abundar las mujeres.
En el caso de esta oficina, el caso es dramático porque trabajan, -entre otras más-, mi hermana, mi prima de 40 años a la que todo le está empezando a apestar, las hermanas de Mariela, la mayor que bien podría ser abuela. A ella todo le jode hasta porque el teléfono suena y la otra hermana, que de los seis días de la semana, dos va a trabajar y en los cuatro restantes, tiene migraña.
Fue así como empecé el Día de la Menopausia, un día cargado de histeria y de sentimientos encontrados.
Cuando llegue
Luego de este desfogue hormonal, en una suerte de terapia bloggera catártica. Me cuestiono porque sé que no me falta mucho para llegue. De pronto surge una duda: ¿como me pondré cuando me convierta en una menopáusica más?