II. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real, debe parecer inventada y si es inventada, real. J. R. Ribeyro
Me tomé estos largos días liberados del vacío que se enfrenta empezar una primera línea. El jueves 3 de setiembre de este año, tuve la experiencia más paralizante al menos desde hace diez años. A las cuatro de la tarde me senté yo frente a una sala de por lo menos cuarenta asientos y solo, calculo yo, que solo a lo mucho, 20 de ellos estaban ocupados. Eran asistentes aislados, de dos, de tres y varios solos. La poca asistencia a la presentación del libro que tenemos en común, Es7aciones, me hizo dudar del guión que había preparado. Había pensado, por la emoción que llevaba adentro, iniciar el parlamento con un Kausachun Cusco. Definitivamente, un saludo que solo cabía en mi realidad inventada, en mi imaginario había una sala llena, con reflectores, una presentadora vestida como para una noche de gala.
La premisa para empezar un frustrado diálogo con el público fue: ¡Por qué insistir en publicar en papel cuando todo se está volviendo digital!
Crecí en la época analógica, oliendo el papel nuevo de los cuadernos en la escuela y es natural siempre pensé en publicar en papel. Si bien es cierto, tener un blog da libertad, a mí, en particular, me da frustración. Sin embargo, cuando ves tu nombre impreso en un libro la sensación de lo perdurable embarga...
Palabras que solo van más allá a través de este espacio, pero que desde el auditorio Clorinda Matto de Turner solo veía unos corredores casi vacíos, ¿dónde estaban los conocidos o los compañeros con los que solía encontrarme en las ferias de Lima. Poco a poco empecé a notar los pocos interesados en el mundo editorial. Mi inexperiencia me facturó una premisa que luego del shock y ya instalada en la capital, vino hacia mí, las primeras ediciones de ferias son las más paupérrimas; pero loables.
Hoy que asumo la experiencia con el tiempo que siempre hace lo suyo, respondo mi propia disyuntiva con un sí, me fue necesario publicar en papel por una cuestión generacional. Aunque el gusto por publicar tenga un costo elevado como el de comprarte un Tv Hd.
No obstante, el precio no resulta excesivo cuando los maestros se vuelven consejeros espirituales. Me sentí tremendamente confortada cuando el profesor Cronwell Jara respondió mi mensaje alicaído: "Nunca te preocupen estas cosas. Más importante es tu Obra. Un abrazo. Sigo en Cusco".
Lo cierto es que no fui para nada preparada para factores como: que su ubicación sea en los pisos más escondidos de un centro comercial. Las fallas técnicas fueron lo de menos, mi nerviosismo era tal, que solo me enteré cuando me lo dijeron. Intenté lanzar preguntas, pero el público seguía inerme y eso me aterraba. Me presenté y a los otros autores también, pero mi concepción de libro - producto nunca lo di a notar. Cuando me cae de sorpresa, la nota de: "le quedan cinco minutos"; solo alcanzó mi mente a saludar a una escritora, Karina Pacheco, por ser del lugar y porque su nombre suena más en esta ciudad (Lima); ah y también dije: "Tienen una ciudad muy bella y de una riqueza histórica increíble"...Muchas gracias!
Solo me retiré con cuatro libros menos, los cuales fueron regalados, mi cámara y mis dos amigos que fungieron de promotor y fotógrafo. Si de eso se trata, siempre se aprende.