El pueblo se vistió de fiesta durante una semana. La hija del Alcalde, Leticia estaba destinada al hombre más rico de Paucartambo. Todos bebían chicha hasta devolverla con escupitajos. La noche anterior a la boda, Santiago burló la seguridad del Palacio Concejal, ingresó por la ventana y sorprendió a Leticia con un profundo beso con sabor a hortiga. Al día siguiente, Leticia nunca apareció en el altar. El pueblo vestido se quedó consternado. <<Me vengaré>>, dijo el padre. Mientras que el novio se volvió un sapo.
Desde entonces, en las afueras del pueblo todos lloran al pie de la montaña, el segundo domingo de mayo.