la jauría del bajo mundo cierne sus
dominios
afilan el puñal para otra noche
gangster
sobre sus pieles cobrizas
se trazan tatuajes en tinta pueblo
cruces y saritas que bendigan
la jornada lumpen
casi todos son esclavos del blanco en polvo
una dosis o dos o más como para prenderse de valor
-
Aunque
huela a mierda pura a pura mierda –
(la blanca) se dispara como el cañón
fulminante a la psiquis
tiempo para la danza salvaje sin vuelta
para el arrebato de los fajos “verdes”
con el índice en el gatillo
En la esquina del mercado yace un saldo:
Héctor, el mono, vendedor de
abarrotes fajándose las buenas acciones al alma
Porque de seguro el auxilio llegará cuando ya haya partido.