
Desde ese sábado 18 de abril, noche en que perdí aquella edición hasta hoy 29 de mayo y siendo casi la una de la tarde, puedo comentar que este libro me ha atrapado, porque siento que desde los 90's (época en que mi adolescencia se confundía entre coche bombas y apagones) esta ciudad de M sigue inmersa en la violencia y en la sangre. Si tuviera que resaltar los momentos que se relacionan con este factor de la cruda realidad puedo transcribir aquí los siguientes extractos: "[...los dos sujetos que lo habían empujado al baño lo sujetaban ahora del cuello y los brazos, mientras la voz de Dogo se le estrellaba en la cara. El primer golpe lo había cogido por sorpresa y aún no llegaba a entender lo que ocurría; su cerebro parecía haberse detenido. Dogo estaba frenético y se dirigía a él amenazándolo con el puño...Alguien lo ayudó a incorporarse y un nuevo puñetazo lo arrancó de su somnoliento asombro. Fue a dar contra la puerta del baño. Se derrumbó al piso e inmediatamente pensó que de ahí no se levantaría jamás. Error: una mano lo cogió de los cabellos y comenzó a tirar con fuerza, obligándolo a erguir el cuerpo entre cómica y desesperadamente. Cuando estuvo a punto de ponerse de pie por completo, una patada fue a clavarse en su riñón izquierdo. M se dobló, pero sólo lo suficiente para que un rodillazo lo empalmara en pleno rostro...]
Las calles en esta Ciudad de M se vuelven tierra de nadie: [M volteó y se sobresaltó al reconocer, a pocos metros de él, a media docena de los niños que jugaban hacía un rato, acercándose con las sonrisas torcidas - inconfundible síntoma de haber inhalado Terokal - y algunos cuchillos y piedras en la mano. Silvana lo miró y se puso de pie alarmada. M hizo lo mismo, a la vez que empuñaba la botella por el pico. Miró atrás, tanteando una eventual vía de escape, pero se topó con la amenazante silueta de otro grupo de niños que salía de la oscuridad. Alrededor del parque, las calles estaban desiertas...Sin esperarlos, M se lanzó con todo, repartiendo botellazos a diestra y siniestra, tratando de no hacer caso de los cortes que le desgarraban la ropa y la piel. Se levantó una polvareda, pues peleaban en un sector del parque con muy poco pasto, y la batalla comenzó a desarrollarse en medio de jadeos y gruñidos destemplados. Entre una maraña de bracitos que se batían para clavarle navajas o introducirse en sus bolsillos, M vio que su amiga era presa de cuatro pirañas, que, no sin dificultad, la tenían en el suelo. Ella se defendía - en esa misma fracción de segundo uno de sus agresores acababa de recibir un puntapié en la boca - pero su furia parecía inútil ante la superioridad numérica... Silvana, entre gritos de cólera, se revolcaba en la tierra y trataba de pegarse al muro de la glorieta, con la estrecha falda levantada sobre sus caderas, el polo hecho jirones y los pechos casi al aire (manejando hábilmente filudas hojas de afeitar, los "pirañas" solían cortar la ropa de sus víctimas para así reducirlas con rapidez...]
Estas son algunas líneas creadas por Óscar Malca sobre ese imaginario llamado Ciudad de M, siendo M el personaje central, flotante en medio de una época a la cual me remite mi adolescencia y pasajes de mi vida.
Seguiré caminando en la búsqueda! Espero que también me asalte la casualidad.