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lunes, 10 de abril de 2023

Trilce: la revolución del lenguaje (3)

Una mirada crítica a Trilce 

Como bien se ha mencionado anteriormente, la publicación de Trilce provocó un cierto desdén en las esferas literarias en la década del 30. Así mismo, estuvo inmersa en una atmósfera nihilista por las luchas civiles sobre todo vividas en España. Desde la investigación de Dreyfus (2008), se puede considerar que Trilce se trata de la publicación más importante del primer lustro vanguardista. Se le describe como un “libro innovador, de una originalidad, desconcertante” y que bien amerita señalar que, en el mismo año (1922) coincidió con obras fundamentales como: Ulises de Joyce, La tierra baldía de Eliot, y Las elegías de Duino de Rilke. Desde la mirada de Julio Ortega, la escritora asienta que: 
    
    Trilce significa la ruptura definitiva con los moldes literarios previos; la relegación definitiva del            espectro de Darío y de ciertos ecos d’annunzianos en la poesía peruana. Además, a diferencia de los        otros textos de la época, que ensayan la experimentación per se, la ruptura formal de Trilce responde     al deseo de expresar el sentimiento de angustia que el poeta experimenta en ese tramo vital; esta            elaboración poética en torno al absurdo existencial hace del libro una propuesta sólida, que                    transciende cualquier novedad estética. (Ortega citado por Dreyfus, pág. 32) 

Por ello, se puede afirmar que tras su lectura se puede identificar un universo poético en el que la voz lírica entrelaza la nostalgia por el hogar, aunque la retórica pueda volverse un tanto absurda, esa forma intrincada de expresar el sentido del tiempo y que desencadena en la limitación de lo nombrable, así se puede descifrar un punto de vista de cara a lo irracional en su discurso, como por ejemplo en: 

                                                                        II (2) 
                                                                Tiempo Tiempo. 
                                                    Mediodía estancado entre relentes. 
                                    Bomba aburrida del cuartel achica 
                                    tiempo tiempo tiempo tiempo. 
                                                Era Era. 
                                                Gallos cancionan escarbando en vano. 
                                    Boca del claro día que conjuga 
                                    era era era era. 
                                                Mañana. Mañana. 
                                    El reposo caliente aún de ser. 
                                    Piensa el presente guárdame para 
                                    mañana mañana mañana mañana. 
                                                    Nombre Nombre. 
                                    ¿Qué se llama cuanto heriza nos? 
                                    Se llama Lomismo que padece 
                                    Nombre nombre nombre nombre. 

El sujeto lírico evoca el sentido de cálido para situar el sentido existencialista, y aquello que se vuelve innombrable tiene que ver con el tópico rutinario, ya que hace una distorsión lingüística al enunciar el vocablo: Lomismo

Cabe indicar, que una de las férreas críticas que recibió esta obra desde su horizonte de expectativa es el carácter desvergonzado por distorsionar el lenguaje, y lo que deja aparte de lo expuesto es el análisis lingüístico que se centra en cuál es la intención interpretativa de los vocablos absurdos y los neologismos. 

Como fuere, aún con ese carácter absurdo de la retórica se concuerda con la crítica de Ortega en que la propuesta es <<sólida>>, trasciende desde su nivel de expresividad y puede considerarse una obra estética que supera lo arriesgado e innovador. 

En cuanto a la definición del sentido innovador de la poesía, ésta no solo implica la incorporación de un léxico relativo a la modernidad; sino también a que esta carga semántica debe ser asimilada por el espíritu poético para convertirse en sensibilidad. Así Vallejo escribió lo siguiente: 

        Poesía nueva ha dado en llamarse a los versos cuyo léxico está formado de las palabras “cinema,            motor, caballos de fuerza, avión, radio, jazz-band, telegrafía sin hilos”, y en general, de todas las            voces de las ciencias e industrias contemporáneas, no importa que el léxico corresponda o no a                una sensibilidad auténticamente nueva. Lo importante son las palabras. Pero no hay que olvidar            que esto no es poesía nueva ni antigua, ni nada. Los materiales artísticos que ofrece la vida                    moderna han de ser asimilados por el espíritu y convertidos en sensibilidad. 

Para sustentar esta postura, Vallejo sitúa la delimitación artística del lenguaje en cuanto a los instrumentos que estaban siendo portadores de significado de dicho contexto, para ello explica lo siguiente: 

        El telégrafo sin hilos, por ejemplo, está destinado, más que a hacernos decir “telégrafo sin hilos”, a         despertar nuevos temples nerviosos, profundas perspicacias sentimentales, amplificando videncias         y comprensiones y densificando el amor: la inquietud entonces crece y se exaspera y el soplo de la         vida, se aviva. (Pág. 14) 

Para dejar ampliamente clara esta idea, Vallejo propuso extraer del lenguaje un efecto sensibilizador y no solo enunciador, así tenemos: <<Muchas veces las voces nuevas pueden faltar. Muchas veces un poema no dice "cinema", poseyendo, no obstante, la emoción cinemática, de manera obscura y tácita, pero efectiva y humana. Tal es la verdadera poesía>>. 

Por ello, es importante enfatizar que Trilce, se vuelve una obra creada desde su propia lógica. Una suerte de juego retórico surrealista que invita a descifrar su intencionalidad artística. Trilce es una suerte de universo poético constituido por neologismos, vocablos inventados, construidos por el enunciador lírico que dada a su inventiva quedaron a través del tiempo en diversos elementos literarios. Así mismo, en Trilce puede encontrarse diversos tópicos, así tenemos esa voz omnisciente que percibe un cosmos poético cálido, el cual evoca la nostalgia por el terruño como en el poema LXV (65) y esa fijación por los elementos concurrentes del hogar. 

En el poema XV, se siente la carga nostálgica por el ser amado. Una suerte de evocación por el acto de dormir entrelazado con el sentido de la muerte, al enunciar: <<la cuja de los novios difuntos>>. Apela al nivel intertextual de la narrativa de Daudet de tendencia impresionista y sentimentalista. Así mismo, recurre a una suerte de remembranzas por los momentos vividos, pero que a la vez están perdidos por la ausencia de la alocutario. Como en casi todo el poemario, la carga existencialista es evidente, lo que se considera que extratextualmente esto puede deberse al contexto de la posguerra. Conlleva a leerlo con un sentido intuitivo deconstructivo de momentos y espacios enunciados. El cosmos existencialista refiere un sentido de abandono y dolor por la ruptura de un presente solitario.






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