Kodak
Solo las cámaras detienen el tiempo. <<Volver a ser niño>>, como dice la canción y trato de no ver mucho las fotos. El cuarto se derrumba de nostalgia. Hoy no es un día de cumpleaños. Solo me acuerdo de unos pocos. Aunque vea las alertas, ya no me siento tan feliz para dedicar palabras que compensen lo heroico de sobrevivir a esta ciudad.
Ya perdí la cuenta de cuantos celulares he tenido. El último lo aventé por un ejercicio de conciencia, apenas vi la Falcon adherida a su piel cobriza. Agazapado bajo la gorra, para así trabajar cómodo bajo la cámara.
...
La cámara nos apuntaba cuando solía haber mesa de familia. Mi padre, aunque tímido, aprendió a sonreír frente al aparato. Pará eso bebía, para doparse ante la rigidez de su vid militar.
Hace ciento cinco meses que está enterrado y en todo este tiempo, no he vuelto a prender la Kodak, para otro momento feliz.
Cada vez que puedo, observó a mi hermano. Parece relajado, parece que disfruta hacernos reír, imitando a los de la tele, a los primos y a los políticos.
Ayer, un amigo me regaló un poco de filosofía doméstica...mientras bebíamos, decía:<<con mi abuela, murió el cuy chaktado>>. Yo puedo asentar que con el entierro de mi padre, murieron los almuerzos y las risas.
Hoy solo quedan papeles por firmar, un sepulcro sobre el pasto y la seriedad de nuestros rostros.
Parece que la muerte se presiente, aunque no se acepte. Yo no la tenía apuntada en mi agenda, pero cuando lo quiero con vida, prendo la Kodak. Me detengo en sus bigotes, y en cómo se ponía rojo, aguantando la risa. Me preguntó si en su época, reír era un castigo.
El corazón es un músculo impredecible. Nunca he visto de cerca un infarto. A mí no me tocó, pero la terapia me dice que no fue mi culpa.
En mi mente hay una cámara...
Yo solo quería desayunar y ahí estaba sentado. Íbamos bien conversando.
Solo que detrás de la ventana escuché al cachinero del barrio.
-Ese mueble se va¡¡!!!!
-No.
¡Ese mueble ya no tiene lugar acá!,¡se va!
-No
-No entiendes?, por eso prefiero desayunar sola. Y parece que Dios me escuchó.
Aquella mañana, siguió diciendo:<<No>>, pero mi cámara lo captó pidiendo perdón con la cabeza baja. Cierro mis ojos.
M. R. B.
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